Para contagiar al lector, a Scerbanenco le bastan unos pocos trazos. Ya la presentacion inicial, seca y concisa, de la familia Steve es suficiente para intuir que el crimen, que se anuncia como un drama producto del fanatismo, es inevitable. Sus miembros, amantes todos ellos de los aspectos teoricos y practicos de las ciencias morales, viven monacalmente en una casa miserable en los suburbios: la cueva de los filosofos. Es Luciana la que desaparece una noche y luego es encontrada muerta en la orilla de un rio no muy lejos del cadaver de un rico industrial que habia decidido protegerla. Un caso dificil e intrincado para Arthur Jelling, cuyo conocimiento del alma humana e intuicion le llevaran, poco a poco, a descubrir la verdad mas secreta.