En el centro de Los arreglos hay una casa, pero es una casa rota. Una familia nueva que busca su lugar mirando a otras familias. La precariedad de la vida juntos se filtra en distintos gèneros, maÌs cerca del terror cuando los cuentos se ocupan de una pesadilla que rompe la familiaridad en medio de la noche. O de una casa cuyos cimientos huÌmedos y oscuros capturan la imaginacioÌn de la narradora. O de lo fantaÌstico cuando se trata de mirarse en el espejo terrible de las caras de los viejos.En el espectro de casas, relaciones y familias que abre Los arreglos aparece la dificultad material de la vida, el fin de la juventud y todo el imaginario que se construye por encima de cosas tan baÌsicas como la vivienda y el reparto del trabajo, en un momento en el que surge la pregunta por las cosas que pueden arreglarse y las que no, y la melancoliÌa por lo que estaÌ roto.